16 julio 2007

Quarante Cinquième Monde: Elige tu Propia Aventura


Cansada de un largo día, con la mitad de las preocupaciones y de los proyectos e ideas revoloteando todavía en mi cabeza, me saco los zapatos, desabotono mi camisa, deslizo mis pantalones. Ducha bien calentita, un café para alegrar el alma y después de algunas horas me meto en mi cama. Todavía cansada pero un poco "despabilada" por los efectos de la cafeína, comienzo a pensar, a recordar...

No es raro que yo comience con este raro ejercicio de memoria e imaginación. Primero trato de recordar todos los hechos hasta el más mínimo detalle. Todo. Colores, sensaciones, aromas, gestos, palabras, ropas, trasfondos... Después trato de imaginarme y reconstruir la escena cambiando algo de todos esos detalles. Así es que a partir de cambiar un gesto, decir una palabra, descubrir una emoción, reconstruyo diálogos, escenas, paisajes, anécdotas, chistes y demás.

Luego de realizar este ejercicio con unas cuantas variantes y sus diferentes resultados, termino creyendo en el destino. No sé por qué, pero tengo la firme sensación y hasta la convicción de que un pestaneo puede desatar el huracán.

Entonces: si no hubiera elegido Calafate, si aquella vez en Coyote me hubiera dado vuelta, si en lugar de mirar a Ricardo Mollo hubiera mirado tres filas más atrás... Todo hubiera cambiado, todo sería diferente...

2 comentarios:

Una_de_dos dijo...

Mmmm.. muy Cortazariano!! Si mal no recuerdo, en alguno de los primeros capítulos Oliveira y la Maga juegan a esto de recordar detalles, no?

Muy lindo!

Cariños!

Adrian Ribas dijo...

Muy lindo, quien no tiene uno de esos momentos en los que piensa que hubiese pasado si....
Lo que no hay que hacer es arrepentirse. De ir seguro por la vida algo bueno tiene que pasar.
¿Ya estas en Calafate? Si es así bienvenida.
Saludos Adrián