19 marzo 2010

Aguantar para apostar


Retomar la lectura... volver a Cortázar...
La noche me sorprendió entredormida y pensando aleatoriamente en varios temas sin cohesión.
Algunos contactos olvidados y otros tantos recuerdos me llevaron nuevamente al teclado y una vez más sentada para escribir... para dejar correr los más oculto de los pensamientos...
Esto no tiene por qué tener sentido, pero tiene tanto sentido para mí...
En mi vida sería yo capaz de mandarme (...) un poema capaz de narrar algo de manera tan perfectamente justa, económica y a la vez bella.
Lo espero como casi todas las noches. Después de varias tazas de café, la noche parece comenzar de manera incontenible. Los sonidos de las olas, de fondo, se funden con la tele, los autos, la ciudad.
La vida nos lleva por caminos insondables, desconocidos, rebuscados y aunque muchas veces no encuentre la salida, también comprendo que no hay salida hay que seguir buscando, caminando... Miro el humo de mi cigarrillo ascender de maneras misteriosas. La gata también queda atónita con el movimiento. Quizas sea algo que ella comprenda y yo no. Cada tanto me mira como esperando una respuesta. Y yo sigo moviendo mis dedos sobre el teclado.
Miro a mi alrededor y a pesar de los ruidos, a veces, el silencio me invade.
Ya no veo montañas azules desde mi ventana y aunque a veces las ansío me queda el vaivén del mar. Ahora las horas transcurren con olor a sal y sabor a espera.
Te espero. Lo espero.
El ejercicio de elegirlo y esperarlo se repite día a día.
Busco evidencias de nuestros más felices recuerdos. Soy feliz. Lo pienso y soy feliz. Lo siento y soy feliz.
Resulta todo esto en una apuesta cotidiana a nosotros dos. Y cada día, cada noche, la ganamos. Lo entiendo cuando dormimos abrazados y sabemos, fehacientemente, sabemos que nos extrañamos, que nos queremos... Que a pesar del sueño, de las horas perdidas y de los desencuentros te amo. Y me amas.


... Y habrá que apagar otro cigarrillo y aguantar para apostar...

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