En esa primera bocanada de aire que tomaste cuando asomaste a esta vida
sentí de repente un estremecimiento imposible de transmitir. Te
largaste a llorar a gritos, pero ni bien te apoyaron mi cuerpo silenció
al tuyo. Nunca imaginé sería capaz de brindarte esa paz. Y fue
recíproco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario