Un breve desayuno en los minutos que tardaba en llegar el transfer y a emprender el camino...
Ese domingo visitábamos Lago del Desierto...
El nombre me sonaba, recordaba algunas noticias con ese nombre. Recordé finalmente que cuando era pequeña, confundía las noticias acerca de este lugar con la famosa Campaña del Desierto, nunca logré entender bien... atribuía el lugar físico de la campaña del desierto al lago...
Algo había pasado allí y yo no terminaba de comprender qué... El chofer del mini bus comenzó a explicar ciertos detalles del camino. Gran ayuda para aquellos que muchas veces somos ignorantes del paisaje y de la historia que recorremos.
Comenzó explicando el por qué del bosque de lengas y ñires, el por qué de su color, de las cascadas, de los senderos y recorridos... y finalmente empezó a contar la historia del Lago del Desierto...
Hace poco menos de 45 años, cuando todávía El Chaltén no existía y el último puesto de Gendarmería controlando las fronteras estaba a 5km de lo que ahora es el pueblo, ese camino por el que estábamos transitando tampoco existía.
Fué allá por el '65 que se abrieron los caminos y que un repentino interés por aquella parte del país se despertó.
Ese mismo año, los carabineros chilenos intentaron ocupar aquellas tierras argentinas por sus riquezas en reservas de agua dulce y además por las ansias de ampliar el territorio chileno que de por sí es bastante pequeño en cuanto a kilómetros a lo ancho se refiere. En este intento de ocupación se toparon con la gendarmería nacional y el resultado fue un carabinero muerto y varios conflictos territoriales que se sucederían a lo largo de las décadas siguientes.
En el '95, se dirimió este conflicto con ayuda del tribunal internacional de La Haya, quien dictaminó que esos territorios correspondían a la República Argentina. En el medio, se fundó el pueblo de El Chaltén a 37 km, que oficia de último pueblo antes de la frontera y pueblo más jóven del país.
Después de semejante explicación entendí por qué lo recordaba de las noticias y por qué no podía relacionarlo del todo con la campaña del desierto, sólo compartía el nombre.
También nos enteramos que el nombre se debe a que nada ni nadie habitaba aquellas zonas cercanas al lago. Algo que ahora no es así porque cada algunos kilómetros se ven alambrados, alguna casa lejana y muy raramente algún habitante de la zona...
Llovía, llovía muchísimo y como nunca en la zona, todavía no había indicios del famoso lago aunque el paisaje a nuestro alrededor no era para nada decepcionante. Valían la pena cada uno de los 37km de recorrido...
Llegamos por fin y otra vez emprender la subida a pie... esta vez eran 2km de montaña para obtener una vista panorámica del lago y del galciar Huemul. A la complicación de la lluvia y de la subida se le agregó la nieve en la última parte del recorrido... Claro que faltaba tan poco que había que llegar... no se podía dar la vuelta, había que llegar a lo más alto.
Una vez arriba, como casi de costumbre, el espectáculo. El anfiteatro natural con las principales estrellas. Los colores no se veían opacados por el gris del cielo. Era todo magicamente perfecto...
Nos acercamos al lago para finalizar la jornada, y encontramos allí la perfección... la perfección de kilómetros y kilómetros de agua verde esmeralda, bosques alrededor y alguna que otra trucha arocoiris observando a los visitantes...
Todo el viaje entero valió la pena, pero llegar acá al último rinconcito argentino era todavía un poco más... pensar en que tenemos tan pocas oportunidades de llegar, ver, observar, gastar todas las energías y recuperarlas en el proximo suspiro... por lo demás sin palabras...
Estábamos tan lejos de casa y ahora inevitablemente había que volver...
El viaje llegaba a su fin y llegaríamos a El Calafate en unas horas más... todavía lejos de casa pero cada vez más cerca...