25 enero 2012

Usted se ha dejado idiotizar por un bebe? Yo si!


¿Por qué no es posible hablarle en castellano fluido? "Hola, Malepi pruciosa (Hola, Malena preciosa). ¿Ken es la bundusón de la casa? (¿Quién es la bendición de la casa?) ¿Ken es la ñeñeca cunsuntida? (¿Quién es la muñeca consentida?) A mer, ¿ken, ken? (A ver, ¿quién, quién?)".
¿Qué sentido tiene cambiar la voz? ¿Para qué inventar un nuevo idioma remplazando consonantes y vocales? ¿A cuento de qué me expreso como si fallaran mis facultades mentales? Me he dado cuenta de la cara de boba que pongo, exagerando la risa como si me acabaran de poner botox y 'pelando' los dientes como si fuera una hiena.
Me había prometido nunca hablarle así a Male, pero hoy me resulta imposible cumplir con ese compromiso. También había jurado que jamás recurriría a ese jueguito al que todo ser humano acude para sacarle una sonrisa a un bebé: cubrirse detrás de una puerta, de una cobija o de las propias manos y entonces aparecer sorpresivamente ("¿On ta bebé?"). 
Sudo en mi desesperado intento por llamar su atención. Bailo en frente de ella como si estuviera haciendo casting para 'Talento Argentino', me tiro al piso como un perro bobo para que me busque con la mirada y hago ruidos y muecas como una maniática para capturar su mirada esquiva y pasajera. Cuando al fin se queda viéndome, con cara de seria, es como si dijera de manera indiferente: "¿Qué te pasa? Todo eso que hacés... ¿para qué, qué onda?".
Mis esfuerzos no paran ahí. He desempolvado mi memoria musical para entonar canciones legendarias como "Manuelita", "El Payaso Plin Plin", "Arroz con Leche" y la del Perro Salchicha. Incluso, inconscientemente, he llegado a adaptar otro tipo de canciones que ni siquiera pensé que me sabía. 
Todo lo que ella hace es único, precioso, magnífico, increíble, digno de ser retratado como lo demuestran las 840 fotos y los 32 videos que tengo de Malepi... perdón, de Malena... quien a sus escasos ocho meses de vida ya cuenta con un detallado registro multimedia de los momentos más importantes de su existencia, como la inolvidable experiencia de la primera comidita -desparramada a lo largo y ancho su babero rosado- y el piecito derecho que siempre anda desnudo porque se le cae la condenada media. 
Yo la veo emocionarse con alguna de mis payasadas, mientras agita las piernas y los brazos descoordinadamente, expidiendo babas por entre esa boquita sin dientes y untada de papilla. Inevitablemente, esa imagen me produce una repugnancia incontenible: "¡Tan miminaaaa! (¡Tan divinaaaa)!". Por Dios... yo ni siquiera uso la palabra 'divina'. 
Aún no he contado lo peor. Cargo las fotos y videos en el celular mostrándoselas a todo el que quiera, como quien anda con bebé prestado: "Vean, esta es Malena... ¿linda o no?". Y no me conformo con enseñar una o dos fotos, sino que tengo que socializar todo el álbum, intentando convencer a mi aburrida audiencia de que la próxima imagen es mejor que la anterior: "Pero miren esta... ahí se está chupando el dedo del pie... uy, no, pero esta sí está buenisima, porque está sacando la lengua... ahhh, no, pero mirá, esta sí que es genial, con la peluquita rosada, ¿ya te mostré la foto en la que se está chupando el pie?". 
También he caído en el cliché de hablar de Male como si desde ya demostrara cualidades de genio que ningún otro bebé tiene: "¡Jah! Si vieran lo inteligente que es... Es que ella es 'súper-entendida' y es más jodida que quién sabe qué... Claroooo, ella sabe cuando la mamá no está... bobita no es... Hum, esa pequeña es más avispada". 
Todos quieren cargarla, darle "memi" y cambiarle el pañal. En las reuniones familiares no hay quien se resista a agarrar sus bracitos y piernitas carnosas, a apretujarle sus cachetes con algo de desesperación, a darle decenas de besos, a apretujarla... 
Cuando me quedo detallándola, me pregunto por qué nos idiotiza de esa manera. La veo medio pelada, sin cintura, con rollitos en todo el cuerpo y me doy cuenta de que la queremos tanto, simplemente, por el hecho de existir. Malena no nos da nada a cambio. Nuestro amor por ella es tan infinito como desinteresado. Pero me he dado cuenta de que también es uno de los sentimientos más egoístas y egocéntricos que un ser humano pueda tener, porque consiste en un amor que se profesa por la propia sangre y por la de nadie más.




19 enero 2012

A tu lado en cada paso...


... Si caminas yo te sigo, si te cansas hago un nido en el arcén. En tus sueños me desvelo, con tus alas alzo el vuelo. Tú la flor, yo el colibrí. Si estás triste yo te invento cuatro caricias y un cuento. Ni te tiro de las riendas, ni me piro con las prendas que ofrecí...